aquí les comparto:
"El deseo se alzaba en él, como la niebla de un pantano. Ella, a
alzarlo hasta su sueño. Él, a bajarla hasta su deseo. Alma delicada,
como las alas de una crisálida, suave, como los pétalos de una flor,
la condesa no ignoraba qué diferencia había entre el Amor de su
corazón, ardiente, inmaterial, como una plegaria, y aquel Amor de
deseo que ella inspiraba, amor ardiente como una llama, brutal,
como la caricia de un león."
Las rosas de la tarde.
-AVV
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